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Alma de pueblo

Lo que estaba antes

Antes de trazar una línea, me detengo a mirar lo que ya existía.

La arquitectura que no buscaba destacar, pero lo hacía por su proporción, su lógica y su belleza callada. Casas levantadas con las manos, con materiales del lugar y respeto por el entorno.

De pequeño, pasaba horas en el pueblo observando las fachadas, los aleros, los muros. Me fijaba en los encuentros entre materiales, en cómo se resolvían los huecos, en el grosor generoso de los muros.

Sin saberlo, aquello fue mi primera escuela. Hoy sigo aprendiendo de esas casas.

En Puebla de Valles, en Palancares, y en muchos pueblos de la arquitectura roja y negra de Guadalajara, encuentro siempre una lección: cómo se coloca una piedra o una madera, cómo se protege un vano, cómo se integra una casa en la trama del casco viejo del municipio.

No es solo técnica. Es cultura. Es forma de vida.

Comparto algunas de las imagenes que recopilo: casas antiguas, tejados vivos, fachadas que respiran. Escenas cotidianas, gente del pueblo. Muchas de estas personas ya no están y también enseñaban sin saberlo.

Porque la verdadera inspiración, al menos para mí, no está en lo nuevo. Está en lo que ha sabido permanecer.

Hecho con ♥︎ por Kima Collective